Lunes 6 de Noviembre, 2023
“Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente”. Salmos 16:9
No hay otra cita bíblica, o incluso una frase, que para mí refleje de mejor manera la relación tan estrecha e indisoluble que existe entre cada aspecto de nuestra vida. Me refiero a cuerpo, mente, alma y espíritu; por eso aprecio tanto este Salmo.
Esta cita maravillosa lo confirma de tal manera que nos explica cómo, teniendo un corazón sano y alegre, nuestro alma “goza” de plenitud, y esto se ve reflejado en nuestro cuerpo. ¿Acaso no se trata de eso nuestra vida espiritual? ¡Expresar ese gozo interior con cada poro de nuestro cuerpo!
Si se nos ha instado a amar con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y nuestras fuerzas, ¡es porque estamos diseñados para poder hacerlo! Muchas veces, como cristianos, caemos en el error de pensar que si somos espirituales ya no lucharemos más con nuestra mente; que si eso sucede, es porque algo estamos haciendo mal.
Por esta misma creencia es que pastores o líderes prominentes de la iglesia, cuando están pasando un momento triste o de depresión en sus vidas, no lo cuentan, porque saben que serán juzgados y no serán comprendidos. Gran error. Un día cualquiera, nos levantamos y una situación que antes hubiésemos resuelto rápidamente, hoy nos llena de ansiedad, angustia, ira y desesperación. ¿Cómo es que esto sucedió tan rápido? Lo que no teníamos en cuenta es que situaciones que no enfrentamos a tiempo, que no resolvimos adecuadamente, nos podrían llevar al punto donde nos encontramos. Así, sin darnos cuenta, comenzamos a deslizarnos hacia el hoyo de la depresión o la tristeza extrema y vemos con estupor cómo todo se viene abajo. Y es que el ser cristianos no nos vuelve inmunes a los problemas emocionales o mentales. Pero no tengas miedo, lo resolveremos.
Cuando sentimos que las circunstancias adversas golpean nuestras vidas, muchas veces en vez de acercarnos más a Dios y curar nuestras heridas, nos alejamos o intentamos resolver las cosas por nosotros mismos. Necesitamos a Dios con urgencia. Si no sabemos qué hacer, o si estamos hundidos en un pozo, es cuando más necesitamos buscarlo. Bajar el volumen de las demás voces, incluso de las voces internas, y subir el volumen de Su voz.
Tengamos la rutina diaria de orar y leer la Biblia. Hay varias aplicaciones que puedes bajarte fácilmente y de manera gratuita a tu celular o dispositivo móvil, hay muchos devocionales que hablan sobre el miedo; algunos son de 3, otros de 15 o 31 días. Lo encontrarás en la sección de “Planes”.
Leer la Biblia es la mejor terapia contra aquellas emociones que no podemos manejar. https://www.bible.com/app
Tomado del libro “Busca tu propio ángel”