Lunes 18 de Diciembre, 2023
“Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo…
Salmo 23:4 (NBLA)
Esta semana, me tocó perder a una querida hermana en Cristo, una luchadora hasta el último minuto de su vida. Era una mujer valiente que, a pesar de padecer un cáncer que la estaba consumiendo, me expresó su deseo de sanar, pero estaba en las manos soberanas del Señor. Esto me remontó a 33 años atrás, cuando mi papá enfermó de cáncer y aún en medio de su dolor, me pedía que cantáramos su canción preferida:
//Yo sé que Cristo siempre me ayudará//
Si consagro todo a Él y soy su siervo fiel,
Yo sé que Cristo siempre me ayudará.
Con lágrimas en los ojos, yo entonaba esta canción mientras él la cantaba entre quejas de dolor. Esto ha marcado mi vida y ha gestado en mí el deseo perpetuo de, en medio del sufrimiento y dolor de cualquier tipo, poder cantar con gratitud en mi voz mi canción de adoración.
Desde hace varias semanas, he sentido la necesidad de hablar sobre el dolor en medio de las crisis de la vida. He tenido la oportunidad de conversar con diferentes personas que están atravesando situaciones difíciles, ya sea enfermedad, separación, pérdida, abandono, entre otras, y se sienten como en un pozo profundo de oscuridad. En medio del dolor por una pérdida, Dios nos enseña a confiar en Él. El versículo clave de hoy ofrece consuelo a quienes están sufriendo. La sombra representa el sufrimiento o los males que enfrentamos en esta vida. Aunque la sombra nos alcance y nos cubra, su promesa es que Él está con nosotros. En medio de este dolor, ¿puedes decir “no temeré mal alguno”? Puedes creer esta promesa sin cuestionar el problema que estás atravesando o el resultado, aunque no sea el esperado. Dios está realmente contigo, cargándote en sus brazos como a un cordero, en las buenas y en las malas, tanto en los momentos de bendición como en las luchas dolorosas de la vida.
Si logras escuchar la voz de tu Pastor:
- vas a ser valiente
- vas a resistir
- vas a luchar la buena batalla
- vas a ser rescatado.
Cuando cantas en medio de la prueba te enfrentas al enemigo, es una poderosa arma contra él y contra nuestros propios pensamientos y creencias, que a veces son difíciles de afrontar. Me di cuenta de que los momentos de desesperanza en mi vida se debían a que me estaba escuchando a mí misma en lugar de hablarme a mí misma. Escuchaba las mentiras del enemigo y me sentía profundamente derrotada y triste. Pero al predicarme a mí misma y recordarle a mi alma la verdad infalible de Dios, puedo mantenerme firme y segura en Él.
Recuerda siempre sus promesas, repítelas las veces que sea necesario, escríbelas en una agenda, pégalas en un lugar visible:
- Él no me abandonará.
- Dios es fiel.
- Sus misericordias son eternas.
- Él es mi refugio.
- Él es mi escudo.
Últimamente se ha popularizado la palabra “empoderarse”, pero solo ha generado frustración y tristeza entre quienes piensan que esa es la actitud correcta para el éxito en la vida. Desconocen que la Biblia nos enseña que en nuestra debilidad, somos fuertes en Él. Somos débiles a causa del pecado y nuestra mortalidad, y por más que nos empoderemos frente a una enfermedad, poco podemos hacer. Necesitamos el poder de Dios en nuestras vidas, que Él nos rescate y que el Espíritu Santo nos ayude y nos vivifique.
Él lo hace.
Oración
Gracias, Señor, por todas tus promesas. Estás con nosotros en medio del sufrimiento, apoyándonos en este camino que nos toca transitar. Nos sostienes en las situaciones más difíciles. Perdónanos porque a veces dudamos y comenzamos a mirar a nuestro alrededor, o buscamos esperanza en nuestros propios recursos y nos olvidamos de poner nuestra mirada en ti. Queremos vivir cada día en tu Presencia, renovando nuestras fuerzas en ti.
En tu precioso nombre. Amén.