Lunes 5 de Febrero, 2024
“Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”
Juan 8:32
La semana pasada, les hablé sobre las creencias que arrastramos en nuestras vidas, las cuales, en su mayoría, son mentiras, pero las hemos aceptado como verdades. Hoy quiero compartirles cómo podemos reemplazar esas mentiras que a menudo creemos, por verdades fundamentadas en la Palabra de Dios. Además, es importante declarar, en lo posible, en voz alta, para que nuestra fe se ponga en práctica.
En los versículos previos a nuestro texto clave, leemos que Jesús les dice a los judíos que habían creído en Él, que, si permanecen en Su palabra, serían Sus discípulos. Permanecer implica identificarnos con la Biblia y adoptarla como nuestra norma de vida. Conocer significa tener una experiencia personal.
La verdad a la que Jesús se refería es que Él es el Salvador del mundo, y que es el camino y la verdad. Al caminar con Él, nos damos cuenta de que somos libres, libres del castigo y de todo pecado. Lo único que necesitamos es confiar en Jesús y permitir que Él viva en nosotros.
Sería un buen ejercicio, además de identificar las mentiras mencionadas aquí, escribir otras que sabemos que se alejan de lo que la Biblia nos enseña y anotarlas. Luego, podemos buscar un versículo que refute esa mentira y escribir una declaración, algo que nos ayude a activar nuestra fe. Esto nos ayudará a que, cuando esa mentira surja, tengamos el “escrito está” para contrarrestarla.
Estudiar la Biblia y leerla es la mejor decisión que podemos tomar al comenzar nuestro día. Que sea nuestra pasión explorarla cada día y así enamorarnos más de nuestro Señor.
Mentira: Vivo angustiado y siento que nunca saldré adelante.
Verdad: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas lo librará el Señor”.
Salmo 34:19
Declaración: El Señor está conmigo en medio de la prueba.
Mentira: Nunca saldré de esta tormenta.
Verdad: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tendrán tribulaciones; pero confíen, yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
Declaración: El Señor me sacará de esta situación.
Mentira: Es imposible tener paz en este mundo.
Verdad: “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía”.
Isaías 26:3
Declaración: Él me dará paz.
Mentira: Cuando sufro, el Espíritu Santo se aleja de mí.
Verdad: “…El espíritu de gloria y de Dios reposa sobre ustedes”.
1 Pedro 4:14b
Declaración: Cuando sufro, la presencia de Dios reposa en mí de una forma especial, para darme fortaleza y así poder resistir.
Mentira: Dios se olvidó de mí.
Verdad: “¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré. En las palmas de Mis manos te he grabado; tus muros están constantemente delante de Mí”.
Isaías 49:15-16
Declaración: El Señor nunca se olvida de mí.
Mentira: Hay situaciones que son imposibles de resolver.
Verdad: “Porque ninguna cosa será imposible para Dios”.
Lucas 1:37
Declaración: Para Dios no hay nada imposible.
Mentira: Me he equivocado mucho, no tendré bendiciones en mi vida.
Verdad: “¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?”.
Juan 11:40
Declaración: Si creo y tengo fe, veré su gloria.
Mentira: Vivo con miedo, nunca podré superarlo.
Verdad: “Busqué al Señor, y Él me respondió, y me libró de todos mis temores”.
Salmo 34:4
Declaración: Él siempre me responde y me libra del miedo, solo tengo que tener fe.
Mentira: No puedo librarme de esta tristeza.
Verdad: “El llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría”.
Salmo 30:5b
Declaración: El Señor me dará gozo. Tomo la decisión de ir del lamento a la declaración. Aunque mi circunstancia no cambie, tendré gozo, porque sé que Dios está peleando mis batallas.
Oración
Señor, ayúdame a identificar y quitar las mentiras de mi vida. Aunque mis circunstancias me resulten amenazadoras, pondré mi mirada en Ti. Ayúdame a conocerte más, a través de la lectura de tu Palabra y la oración. Confío plenamente en todas tus promesas y oro para que tu Espíritu Santo me proteja del desánimo. Activo mi fe, en el nombre de tu hijo amado Jesús, amén.