Lunes 11 de septiembre, 2023
A lo largo de toda la Biblia tenemos decenas de ejemplos de personajes que depositaron su confianza absoluta en la voluntad de Dios. Le entregaron sus vidas y obedecieron su llamado, aun cuando parecía una verdadera locura. José, el hijo de Jacob, traicionado por sus propios hermanos y para cumplir los designios de Dios en su vida, pasó decenas de situaciones difíciles. Fue esclavizado, maltratado, encarcelado, aislado. Lo perdió todo, menos la fe y la certeza en que si Dios lo había dejado llegar hasta ese punto, era porque había un propósito y le daría la fuerza para salir adelante. Su confianza era plena, incluso en la peor adversidad.
Noé fue otro de esos grandes nombres que marcaron el grado de confianza en un Dios al que no se ve, pero en el que se cree. Cuando su Creador le pidió que construyera una gran embarcación que pudiera albergar a su familia y a miles de animales, de todas las especies, para que pudieran salvarse de la apoteósica inundación que vendría, Noé le creyó. ¡Pero aún no caía una gota de agua! ¿No era un poco loco el plan? ¿Cómo podría hacerlo? ¿Qué iba a pensar la gente al verlo dedicado por años a ese gigantesco barco? ¿De dónde obtendría los recursos? ¿Tendría verdaderamente algún sentido todo eso? ¿No serían solo alucinaciones? ¿Y si no pasaba nada? ¡Haría el ridículo! Son las mismas preguntas que nos vienen a la cabeza una y otra vez cuando nuestra alma nos indica que la voluntad de Dios va en una dirección que parece un poco arriesgada… Quizá hasta poco convencional.
No se trata de encontrar un camino con pétalos de flores, ¡para nada! Hay que cruzar ríos, piedras y espinas, como todo el mundo. La gran diferencia es contar con la certeza de que todo ese trayecto tiene un propósito mayor y que sean cuales sean los obstáculos, Él proveerá las fuerzas para enfrentar cualquier situación, así como la manera de salir, de avanzar, de continuar y de prosperar. Los que logran cosas son aquellos que ponen su mirada en lo alto; los que no, ponen su vista en ellos mismos y en sus fuerzas.
Filipenses 1:6, NTV, nos recuerda algo maravilloso: “Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva”.
Oración:
Señor mío, gracias porque tú siempre estás conmigo y tengo la plena seguridad que terminarás la obra que comenzaste en mi vida, pero ayúdame a hacer mi parte y poner mis ojos solo en ti y no en las circunstancias que me rodean.
En el nombre de Jesús. Amén
Liliana Gebel