Lunes 21 de Abril, 2025
Muchas veces, nuestra mente gira sin control, aferrándose a mentiras con la intención de encontrar el equilibrio. Cuando atravesamos situaciones muy difíciles, nos cuesta sostenernos en las promesas de Dios. Nos sentimos abandonados, alejados, y pensamos que nuestras oraciones no pasan del techo. Es en esos momentos cuando empezamos a creer las mentiras del enemigo, o las que nuestra propia mente inventa para intentar hallar algo de paz y equilibrio. Por eso es que, cada tanto, dedico un devocional a recordar las promesas de Dios. Son promesas que aplican a todos, solo tenemos que creerlas ¡así de simple! Te invito a que te afirmes en estas verdades y compruebes cuánto te ama Dios.
Recordar quién es Jesús, nos recuerda quiénes somos y cuál es nuestro propósito en esta vida. Las crisis muchas veces nos hacen olvidar nuestra verdadera identidad. Creemos que somos lo que hacemos, y no lo que somos. Cuando sabes quién es Jesús y lo que representa en tu vida, es ahí cuando realmente descubres quién eres. Aquí te comparto algunos versículos para que leas y, si es posible, puedas memorizar algunos. Así, cuando llegue un momento de crisis, puedas recordar que esa situación que estás atravesando no te define. No eres “el divorciado”, “el rebelde”, “el adicto”, “el borracho”, “el inestable”, “el bipolar”, “el autista”, “el mentiroso”… Eres hijo del Rey de reyes. Eres amado. Eres Su tesoro.
Cuando entiendas quién es Jesús, entenderás quién eres tú.
Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.
Apocalipsis 22:13
Esta luz resplandece en la oscuridad, y la oscuridad no ha podido apagarla.
1 Juan 1:5
Con mi mano afirmé la tierra, y con mi derecha desplegué los cielos.
Yo pronuncié su nombre y todos ellos aparecieron.
Isaías 48:13
Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones.
Jeremías 1:5
No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre.
Juan 15:16
Soy yo, solo yo, el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados.
Isaías 43:25
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
1 Corintios 3:16
El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.
Deuteronomio 31:8
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7
Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes; en Jerusalén serán consolados.
Isaías 66:13
Pues dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará.
Hebreos 10:37
Él enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!». Y añadió: «Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza».
Apocalipsis 21:4-5
Si crees en Dios, todo esto es verdad. Esto es lo que somos. Dios no cambia, siempre cumple sus promesas.
Oración
Señor, mi identidad está segura en ti. Ayúdame a recordar cada mañana quién eres Tú, y quién soy yo gracias al amor y al sacrificio que hiciste por mí.
Yo no soy ese problema que estoy atravesando. Y si no me respondes, ayúdame a aferrarme a tus promesas y así tener paz en medio de la tormenta. Mi estabilidad no depende de que ese problema se resuelva; mi paz viene de saber que soy amado, escuchado, y que estás conmigo siempre.
¡Aleluya! En tu nombre, amén.