Lunes 23 de Junio, 2025
“Nunca quejarse. Nunca dar explicaciones.” Estas palabras fueron originalmente atribuidas al primer ministro británico del siglo XIX, Benjamín Disraeli, pero con el tiempo se asociaron a la estrategia de relaciones públicas que ha seguido la Familia Real desde los tiempos de Isabel II. Aunque no todos los miembros de la realeza la han seguido al pie de la letra, es una regla no escrita dentro de la monarquía británica, especialmente practicada por la reina.
¿Qué significa?
Nunca quejarse: sin importar las dificultades o críticas, nunca quejarse en público.
Nunca dar explicaciones: no justificarse ante comentarios, rumores o ataques.
En un mundo que, a través de las redes sociales y los medios de comunicación, exige explicaciones, grita sus quejas y demanda ser comprendido, podemos remitirnos a la Biblia y ver el ejemplo maravilloso que nos dejó Jesús. Cuando estaba a punto de ser crucificado, leemos en Marcos 15:5: “Pero Jesús no respondió nada, de modo que Pilato se maravillaba.” Él eligió el silencio. Ante falsas acusaciones, calumnias y una sentencia injusta, no se defendió, no se quejó ni dio explicaciones. A pesar de los gritos, las mentiras y los golpes, no respondió. Sabía que tenía una misión y confiaba plenamente en el plan de Dios.
Hoy, solemos asociar el silencio con debilidad, pero puede ser una forma de fortaleza. El silencio de Jesús ante Pilato nos muestra una poderosa expresión de autoridad y obediencia a Su Padre. Mostró valentía y serenidad, sabiendo que confiaba en un Dios todopoderoso que le había encomendado la salvación del mundo. Su confianza era tal, que no necesitaba defenderse.
Para la realeza, hablar poco mantiene el misterio, la dignidad y la imagen de estabilidad. Para nosotros, como cristianos, seguir el ejemplo de Jesús en los momentos en que quisiéramos gritar, quejarnos o hacer justicia, es una forma de obediencia que nos ayuda a cumplir el propósito que Dios nos ha encomendado. Y eso es lo más importante.
Recordemos a nuestro Rey: Él guardó silencio ante sus críticos. Hay batallas que se ganan en el silencio lleno de fe, no en el ruido del orgullo. No todos merecen una explicación, que Dios nos ayude a discernir cuándo hablar y cuándo callar. En toda circunstancia, debemos aprender a confiar en Él y elegir bien qué batallas pelear.
Oración
Señor Jesús, enséñame a confiar en Ti cuando no entiendo, cuando las críticas me tienen en el ojo de la tormenta. Ayúdame a resistir el impulso de quejarme o justificarme. Que mi vida y mis oraciones sean un perfume agradable que suba a tu presencia. Quiero ser digno del propósito que me encomendaste. No quiero gastar mi energía en justificarme ante los hombres, sino más bien honrarte a Ti. En tu poderoso nombre, amén.