Lunes 07 de Julio, 2025

En varios devocionales, quisiera que hablemos sobre la vida de la esclava Agar.
Hay tantas gemas en su historia que, mientras la leía, varias cosas saltaron a mis ojos. Lee Génesis 16:1-6. Agar era una esclava en la casa de Abram y Sarai (quienes luego serían llamados Abraham y Sara). Dios le había dado a Abraham una promesa: que tendría una descendencia numerosa. Pero pasaron los años y nada sucedía. Estoy casi segura de que ellos se sintieron, como atravesando un árido desierto.

Seguramente, Sara pensaba en eso, apenas se despertaba y era lo último que le venía a la mente antes de acostarse. No entendía por qué sus oraciones no eran contestadas. ¿Cuánto tiempo más debía esperar? Ambos estaban envejeciendo, y sabían que no les quedaba mucho tiempo. Por esa razón decidieron actuar por su propia cuenta, es decir, “ayudar un poco a Dios, tomando en sus manos la resolución del problema. Creo que comenzaron a dudar de que Dios, realmente cumpliría su promesa.

Entonces, Sara le entregó a Abraham su esclava Agar, para que él tuviera un hijo con ella y así se cumpliera la promesa. Sara, estaba haciendo todo en sus propias fuerzas, resolviendo las cosas “a su manera”. Pero lo cierto, es que ella no debía hacer ningún esfuerzo: solo necesitaba confiar en que Dios haría la obra en y a través de ellos.

Cuando la incredulidad mina nuestra vida, nos sentimos solos, creemos que Dios no nos escucha y que no le preocupa lo que estamos atravesando. Cuando esto sucede, nos debilitamos y tratamos de buscar soluciones por nuestra cuenta. Pero la realidad, es que siempre es una mala idea tratar de cumplir la voluntad de Dios con esfuerzo humano. Dios es fiel, y si nos prometió algo, lo cumplirá. Cuando tomamos el asunto en nuestras manos, no solo podemos lastimar a los demás, sino también a nosotros mismos, porque nos alejamos del plan de Dios. Aprendamos a descansar en Él, yendo a su presencia cada día, buscando su guía.

Si en este momento estás en la situación de Sara, en una larga espera sin ver una salida, descansa en el Señor y recuerda todos los momentos en que Él fue fiel en el pasado. Él no ha cambiado; sigue siendo el mismo. Cuando sientas que Dios no responde tus oraciones, recuerda lo que dice Lucas 11:11-12:

“¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?”

Aquí, Jesús usó el pescado y el huevo para representar las bendiciones y cosas buenas que podemos pedir; y las serpientes y escorpiones, como cosas que podrían lastimarnos. A veces pedimos cosas que creemos buenas para nosotros, pero en realidad son escorpiones: algo que puede hacernos daño. Muchas oraciones sin respuesta, tal vez, fueron en realidad una bendición, porque a largo plazo podrían habernos perjudicado.

Cuando parece que Dios no contesta nuestras oraciones, tal vez sea porque aún no es el tiempo… o porque estamos pidiendo serpientes y escorpiones, cuando Él quiere darnos peces y huevos. Dios es un Dios bueno, que sabe lo que nos conviene. Como dice Jeremías 29:11:

“Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”

Oración
Dios de amor y misericordia, eres un Padre amoroso que siempre escucha mis oraciones. A veces pido escorpiones pensando que me convienen, sin saber que más adelante podrían llegar a hacerme daño. Gracias porque tú me darás lo que conviene, en el momento adecuado. Ayúdame a confiar en ti y a no hacer mi propia voluntad. En tu precioso nombre, amén.

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Liliana Gebel

Liliana Gebel es una reconocida influencer, líder y autora.

Es Asesor en Salud y Nutrición y tiene un Diplomado Plant Based Chef, que la ha ayudado a llevar una vida más saludable. Es también Coach de Vida y ha aplicado...

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