Lunes 23 de Septiembre, 2024

Hay una historia en la Biblia que solemos pasar por alto, y se encuentra en 2 Reyes 13:14-19. Se trata de los últimos momentos de Eliseo, antes de su muerte; cuando el rey Joás, rey de Israel en ese entonces, lo fue a ver en su lecho de muerte.

El rey Joás no fue de los peores reyes de Israel, pero aún conservaba la idolatría y había hecho lo malo ante los ojos de Dios (v.11). Al oír que Eliseo había caído enfermo, el rey Joás fue a visitarlo para recibir su último consejo y bendición. Entonces Eliseo, le dijo al rey que consiga un arco y varias flechas, y así lo hizo (v. 15).
Luego le dijo: “Abre la ventana y dispara una flecha“, y así lo hizo (v. 17). Eliseo exclamó: “Flecha victoriosa del Señor, tú derrotarás a tus enemigos y acabarás con ellos” (énfasis añadido). El rey tenía la promesa de parte de Dios, la seguridad de que tendría la victoria cuando enfrentara a los arameos en Afec. Pero luego el profeta le dijo al rey que tome las demás flechas y le ordenó: “Golpea el suelo” (v. 18). Joás golpeó tres veces y se detuvo. Eliseo se enojó y le dijo: “Debiste haber golpeado el suelo cinco o seis veces; entonces habrías acabado con tus enemigos, pero ahora solo los derrotarás tres veces” (v. 19).

Cuando Eliseo le dijo a Joás que golpeara el suelo con las flechas, no le indicó cuántas veces, había una parte que dependía del rey; era su decisión. Él ya tenía la promesa de una victoria completa, pero al golpear solo tres veces, tuvo que conformarse con menos. El resultado que obtuvo, se debió a su decisión: él golpeó el suelo tres veces y luego se detuvo.

¿Por qué nos detenemos antes de tiempo? ¿Qué hay dentro de nosotros que nos impide seguir golpeando, insistiendo, perseverando? Hacemos lo que el Señor nos dice, pero poco. Yo puedo identificar las veces que he orado poco y esperado poco. Teniendo la confirmación sobre algo, cuando todo comenzaba a complicarse, perseveré poco; golpeé poco, insistí poco.

No quiero usar esta historia para aplicar que hay que insistir en oración hasta que Dios conteste una petición, porque ese no es el contexto de la historia. No se trata de orar para que Dios nos conteste; se trata de entender que Dios ya nos dio una promesa y ahora nos toca seguir perseverando en oración, seguir confiando y seguir insistiendo. No abandones antes de tiempo, sigue golpeando.

Si estás orando por un esposo/a, un hijo/a, por un problema de salud, o por lo que sea que te esté preocupando en este momento, no te canses de golpear.
Pero no lo hagas para que Dios te conteste; no te canses de golpear para que lo que hay dentro de ti, que impide que tu fe crezca y te desanima, se rompa y se quiebre ante el Señor. Muchos de nosotros hemos escuchado a Dios decir: “Toma tu flecha y dispara”, es decir, “da el primer paso” a través de una palabra que nos dieron, un versículo o en oración. Pero cuando se trata de “golpear el suelo”, simplemente nos detenemos antes de que Dios haya terminado. Debemos “disparar y golpear”, pero lo que no debemos hacer es detenernos.

Si Dios te dio una promesa, no abandones; sigue golpeando, insistiendo, perseverando.
Dios ya te ha dado la victoria, pero ahora depende de ti cómo será esa victoria: si será completa o parcial.

Oración
Señor, ayúdame a no darme por vencido, a perseverar en mi andar cristiano, sabiendo que cuando me das una promesa, la cumplirás. Mi decisión es seguir perseverando, aunque la promesa se tarde. Tendré la plena seguridad de que tendré la victoria. Ayúdame a seguir golpeando, en tu nombre, amén.

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Liliana Gebel

Liliana Gebel es una reconocida influencer, líder y autora.

Es Asesor en Salud y Nutrición y tiene un Diplomado Plant Based Chef, que la ha ayudado a llevar una vida más saludable. Es también Coach de Vida y ha aplicado...

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