Lunes 06 de Octubre, 2025

No sé si has escuchado esta palabra, pero está muy de moda en las redes. El gaslighting es una forma de abuso emocional o manipulación en la que una persona, quien ejerce el gaslighting, manipula a otra para hacerle creer, que está perdiendo la razón. Esto se logra negando lo evidente, minimizando sus sentimientos y pensamientos, y desmantelando poco a poco su identidad.

Distorsionan la realidad de tal manera que la otra persona comienza a dudar de su propia percepción, recuerdos y emociones. Puede incluir negar hechos que ocurrieron, inventar conversaciones que nunca existieron o hacerle creer que tiene un problema de memoria, con frases como:

• “Eso nunca pasó.”
• “Estás exagerando.”
• “Creo que tienes un problema de memoria.”
• “Voy a empezar a pensar que tienes algo en la cabeza.”

El gaslighting no se trata de tener una opinión diferente, sino de una manipulación intencionada para confundir y controlar a la otra persona. Por eso es tan dañino.

¿Cómo evitar el gaslighting? Es complejo, ya que en las relaciones interpersonales, inevitablemente te encontrarás con personas así. La mejor manera de desactivarlo es identificar el patrón, dándote cuenta de que la realidad que están intentando imponerte no es tu realidad. Cuando reconoces lo que está ocurriendo, puedes desactivarlo mentalmente y mantenerte consciente de tu verdad.

Dios quiere sanar este tipo de abuso emocional que tal vez has sufrido, pero necesitas permitirle hacerlo. ¿Cómo? Rompiendo los ciclos de culpa hacia ti mismo.

• Sanar no se trata solo de superar un corazón roto por un divorcio, una separación o un abandono, sino también de alejarte de las personas manipuladoras, cambiando tu mente y perspectiva en Cristo. Tal vez no puedas alejarte físicamente, pero sí emocionalmente. Lo más importante es recordar que Dios te ama y te ha dado poder para enfrentar a personas tóxicas.
• Sanar es discernir cuando alguien distorsiona tu realidad y te hace creer que eres el culpable de la situación.
• Sanar también es aprender de lo que has vivido, tomar las lecciones del sufrimiento y usarlas para crecer. Seguramente volverás a encontrarte con personas que hacen gaslighting (soberbias, orgullosas, manipuladoras), pero la clave está en reconocer esos patrones y, en lugar de intentar cambiarlos, aprender a gestionarlos. Con la ayuda de Dios y renovando tu mente cada día, puedes volverte resistente ante este tipo de personas.
• Sanar no implica aislarte o huir de quienes actúan así, porque tal vez convivas con ellos a diario: padres, hijos, cónyuges o compañeros de trabajo. Significa darte cuenta, que tu identidad está en Cristo, y que en Él eres más que vencedor.

Puedes recuperar tu poder, porque en Cristo eres más que vencedor. No importan las circunstancias adversas que enfrentes, sino cómo las enfrentas. En medio del sufrimiento hay tesoros maravillosos por descubrir. No ores para que Dios cambie a la otra persona o tu realidad; ora para tener gozo en medio de la crisis. El Dios que restaura está aquí, porque donde hay dolor también hay restauración.

A modo de resumen, cuando te enfrentes al gaslighting:

• Nunca te defiendas: esa persona no te escuchará.
• No des explicaciones: puede distorsionarlas.
• No te lo tomes personal: aunque duela, recuerda que sus palabras, no definen quién eres.

Dios está contigo. Tal vez tus circunstancias no cambien, pero tú sí puedes cambiar la manera en que ves tu vida. Cuando tomas conciencia de que alguien está ejerciendo este tipo de manipulación, te vuelves inmune a sus palabras.
La verdad no es lo que otros digan de ti, sino lo que Cristo piensa de ti. Y lo que Él piensa de ti es que eres:

• amado,
• aceptado,
• valorado y
• escuchado por Dios.

“El Señor cumplirá en mí su propósito.
 Tu gran amor, Señor, perdura para siempre;
 ¡no abandones la obra de tus manos!”
 Salmo 138:8

Oración
Señor, oro por las personas que están pasando un momento difícil en sus vidas. Recuérdales que Tú los formaste, que su futuro está en tus manos y que cumplirás tu propósito en ellos. Que cada persona tenga la convicción de que su vida no está en manos de otros, sino en Ti, y que en Ti están seguros. En tu poderoso nombre, amén.