Lunes 03 de Febrero, 2025
Un nuevo mes comienza y parece que todo sigue igual. Nada parece mejorar.
Hay momentos en la vida en los que el dolor se prolonga más de lo que esperábamos. Oramos, clamamos, suplicamos, y parece que Dios guarda silencio. Nos preguntamos: ¿Será que Dios me ha olvidado? ¿Por qué no responde? ¿Por qué sigo en esta prueba?
El rey David conoció ese sentimiento. En muchos de sus salmos, podemos leer cómo clamaba desesperadamente a Dios, preguntando por qué tardaba en responder. Sin embargo, en medio de la angustia, nunca dejó de confiar en que Dios seguía obrando. A pesar del momento que estaba viviendo, sabía que Dios no lo dejaría. Aunque no veía la solución de inmediato, David tenía la certeza de que Dios era su esperanza y su porción, como leemos en el Salmo 142:5:
“A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.”
Cuando Dios parece guardar silencio, no significa que nos está ignorando, o que no ve nuestro dolor. A veces, en su sabiduría, permite que pasemos por el fuego para purificarnos, fortalecernos y enseñarnos a depender completamente de Él. Como el oro es refinado en el fuego, los momentos difíciles pueden ser nuestro mejor maestro, ayudándonos a atravesar el proceso y salir más fuertes en la fe.
En Juan 11 podemos ver la historia de Lázaro. Marta y María enviaron un mensaje a Jesús diciéndole que su hermano Lázaro estaba enfermo. Esperaban que Jesús viniera de inmediato a sanarlo, pero Él esperó hasta que Lázaro murió. Parecía que había llegado demasiado tarde, pero en realidad, tenía un plan mayor: no solo sanar a Lázaro, sino resucitarlo y glorificar el nombre de Dios.
Dios nunca llega tarde. Su tiempo es perfecto, aunque en nuestra humanidad no siempre lo entendamos.
- Dios siempre está con nosotros. Su silencio no es abandono; Él sigue obrando, aunque no lo veamos.
- El tiempo de Dios es perfecto. Una respuesta que parece demorada es, en realidad, una preparación para algo mayor.
- Permanezcamos en oración y leyendo su Palabra. Así fortaleceremos nuestra fe, renovaremos nuestra mente y cuidaremos nuestro corazón.
Dios sigue siendo fiel, aun en los momentos de silencio. Confiemos en Él.
Oración:
Señor, ayúdame a permanecer firme en medio de mis circunstancias difíciles. Cuando parece que mis oraciones no son respondidas, enséñame a confiar en que sigues obrando y moviéndote en mi situación. Aunque ahora no vea una salida aparente, sé que tienes un propósito mayor. Dame fuerzas para seguir adelante y que pueda poner mis ojos en el cielo y no en mis circunstancias ni en el tiempo de espera.
En tu nombre, amén.